El anteaño pasado Liz y yo empezamos a dedicar una parte de nuestro jardin al cultivo de verduras. Una de las cosas que siempre sembramos son los tomates. Los tomates de tienda no se comparan con los criados en casa, madurados en la planta al calor del sol. Los caseros son siempre mas dulces, mas jugosos, y de un sabor mas intenso.
Por desgracia, este verano no ha sido tan caluroso como lo usual, por lo cual los frutos no son tan grandes como deberian ser, lo cual no afecta a las tres variedades de tomatitos enanos que tenemos. Dos las sembramos este año y uno, el mas menudo, broto espontaneamente de semillas provenientes de tomates que habian caido a tierra el año pasado.
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